Para empezar nosotros elegimos escuchar la leyenda del cóndor, porque es un animal que conocemos, ya que se encuentra en peligro de extinción y además porque vive en los Andes (justo en la zona de la patagonia argentina).
Los aborígenes no podían pintar con témperas como nosotros, pues no existían. Usaban pigmentos que sacaban de la naturaleza (plantas, flores, frutos, piedras, etc). Para buscar colores similares a los que ellos lograban, usamos colores puros a los cuales les agregamos un poco de negro para desaturarlos un poco. Así pintamos lo que más nos gustó de la leyenda del cóndor.